Planteándome una limpieza de entradas en el blog. Cuando se cierran ciertas etapas de la vida, aunque no se puede dar marcha atrás para borrarlas, tampoco es bueno tenerlas en el presente.
Hoy, el destino me ha deparado una sorpresa inesperada. De manera repentina he recibido un mensaje tuyo y conforme la conversación avanzaba, me has ido descolocando.
Me has preguntado si puede ser fijación. No lo sé.
Puedo decir que siempre tuve la espinita de que nuestra historia se quedó a medias y con páginas en blanco que debían ser escritas.
Siempre pensé, que el momento de conocernos no fue el más idoneo y me sentí culpable de poder hacer algo que rompiera la magia.
También pensé que no podía ser casualidad, que fueras tú la misma mujer en la que me fijé en una fiesta y que después con la ropa de trabajo no te reconocí hasta que te vi de nuevo en la terraza. Pensé que el destino quiso juntarnos de alguna manera y no acertó con el momento.
Siempre he pensado que entre tú y yo a pesar de los años, de habernos enamorado de otras personas, nos gustaba demasiado el no poder contener la necesidad de buscar a la otra para picarnos con halagos.
Aún recuerdo tus detalles, como me despertabas de madrugada con una llamada al mvl con la excusa más tonta de todas las excusas. Como ibas a recorriendo cada puesto de trabajo hasta que conseguías dar con el mío, los besos en el cuello y tus manos rodeando mi cintura.
Aún recuerdo ciertas miradas, ciertas palabras.... y como el destino nos ha jugado malas pasadas, poniendo una distancia de casi 6 años desde entonces. Ha llovido mucho.
Sin saber aún nada de los cambios de tu vida, el destino ha querido que esta mañana al enviar la invitación de mi cumpleaños, dudase durante largo rato si enviartela, decidiendo al final no hacerlo. Y horas más tarde me escribes.
Aún guardo tus fotos y dos o tres cosas que me llevé a traición en venganza por las cosas que me quitaste. Como mi peluche favorito.
Me ha encantado saber que aún lo tienes.
Una de tus cosas aparece en esa foto.
Solo el destino sabe qué pasara. Somos nosotras las que debemos jugar las cartas adecuadas.
Buenas noches pequeña Ta...
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