Hay imágenes que no volverán a repetirse, al menos no contigo. Esta vez no hay marcha atrás, por tanto ya se ha terminado de escribir nuestra historia juntas. Ahora se escriben por separado.
Duele mucho que 9 años de amistad acaben de esta manera. 9 años en los que poca gente sabe la verdad sobre lo que yo sentía por ti. 9 años en los que te sentí mi gran amor, mi otra mitad, a pesar de nuestras cosas.
9 años que no podrán ser sustituidos y que dejan un hueco en mi alma con demasiadas cicatrices, lágrimas, sonrisas, carcajadas, sueños y confidencias. 9 años en los que hemos vivido tantas historias que son demasiados los recuerdos que vienen a mi mente mientras escribo esto.
Viajes inesperados a las 5 de la madrugada a la playa para ver el amanecer, miradas furtivas en bares y roces planeados para que no fueran vistos por quien no debían, besos tímidos y escasos abrazos que resultaron eternos y quedaron grabados. Juntas bebimos la primera copa, juntas pasamos el primer fin de año fuera de nuestras casas. Un fin de año marcó nuestro primer año de amistad y un fin de año ha marcado el año en que nos hemos separado. Las mejores fiestas, siempre contigo.
Los mejores momentos, siempre contigo.
Las mejores payasadas y tonterías, contigo.
Son tantas cosas... que me encantaría que esta vez el orgullo se dejase a un lado. Pero ya no podemos seguir discutiendo más sobre una misma cosa de la que tenemos opiniones tan dispares y sobretodo, tan mal intencionadas.
Hay personas contadas que dejaron huella en mi vida y tú eres una de ellas. Pero yo no puedo continuar sabiendo la opinión que tienes de mí después de nuestra última discusión. Solo traté de hacer bien las cosas y sin embargo... el saco se terminó de romper. Has dudado tanto de mí los últimos meses que me cuesta saberte en mi trabajo cada fin de semana y hacer de tripas corazón y tratarte como a una completa desconocida. Con una sola diferencia; a una desconocida, la saludo, la miro, le comento... a ti, no. Contigo me faltan las palabras porque estoy segura que no me saldría ni la voz. No me cuesta trabajo mirarte, pero me duele y me pregunto si a ti te ocurre lo mismo o si al menos, eres capaz de notar que se me revuelve todo sabiéndote cerca... Me es inevitable echarte de menos, pero lo prefiero a seguir peleándonos y haciéndonos más daño. Te sigo queriendo y espero que aún cada una con su vida, no lo dudes. Te deseo todo lo mejor y que seas muy feliz. Con ella o con cualquier otra persona que sepa merecerte.