martes, 11 de noviembre de 2008

Sí // No

Nuevas mentiras o nuevas sorpresas... no sé como tomármelo.
El caso es que escucho todo tipo de versiones sobre comentarios que mi padre hace sobre mi.

  1. Soy su hija.
  2. Me echa de menos...
  3. Está muy solo...
  4. Daría cualquier cosa porque volviera con él...

¿¿Qué es lo que tengo que creer?? 2 cosas sí son ciertas, la primera y la tercera. Las otras no están muy claras... al menos yo no las veo así.

Unos de mis peores defectos es el resentimiento, el rencor... mi otro peor defecto, el orgullo. Y de eso tengo mucho.

Hace años, cuando todo empezó, a los pocos meses de morir mi madre, yo aún confiaba en que lo tenía si me hacía falta y que él me tendría a mi. Pero decepción tras decepción, intento tras intento de arreglar algo que se rompía por momentos, huí. Harta de discusiones, olor a alcohol, música fuerte a altas horas de la madrugada, amigos poco recomendables, salidas con hora de ida pero nunca de vuelta... harta de estar sola y de llorar a escondidas. Terminé por irme de casa. Y a día de hoy han pasado casi 3 años y no he vuelto desde entonces.

Imagino que él pensó que era otra de mis rabietas en las que hacía la maleta, me iba sin decir nada y a la semana volvía. Pero dado el tiempo que ha pasado desde esa última vez, le ha debido quedar claro, que tantas veces le avisé y fue mentira, que cuando lo hice de verdad, no me creyó.

Es una historia muy larga que poca gente conoce de manera detallada. Y no, no pensemos mal porque son cosas que sucedieron en un pasado que pertenece a la historia, a mi historia.

Harta de discutir y terminar insultándonos ambos, harta de salir pegando un portazo, harta de no ser escuchada, puse punto y final. Y no me arrepiento.

Incluso después de irme, consiguió consiguió convencerme de que la forma que tiene de querer no es la propia de un padre hacia sus hijos. Puedo intentar ponerme en su lugar pero... ¿¿se puso él en el mio?? NO. Llegar a sentirte tan mal por el comportamiento de un padre que incluso te planteas la idea de castigarlo como él hacia cuando eras pequeña... es penoso. A mi me castigaban sin salir del cuarto. Yo, lo castigué dejándolo fuera de casa una noche. Estaba harta de pasarlas escuchando las carcajadas de sus amigos, los paseos continuos por el pasillo, etc...

No sé donde pasaría la noche. Y reconozco que lloré como pocas veces he llorado. Pero de alguna forma tenía que hacerle ver que las cosas que hacía no eran normales. Si a las buenas no era posible, tenía que ponerme a las malas.

Es muy díficil educar a un padre cuando se supone que es el padre quien te tiene que educar a ti. Desde luego, si me hubiera dejado llevar por todo lo que su entorno conllevaba, no sé que hubiera sido de mí a día de hoy.

Ahora mi cabeza se vuelve a debatir con el eterno interrogante. ¿¿Le doy una oportunidad?? cuántas veces me habré hecho esta pregunta... No solo con él. Con otra persona me la he planteando cientos de veces y mi respuesta terminó siendo, sí. ¿¿Porqué con él me cuesta tanto decidirme?? Supongo que es la única persona por la que me he sentido tan engañada y decepcionada cuando lo normal es sentirte orgullosa.

1 comentario:

Rebeca dijo...

A estas horas de la noche me he quedado atrapada leyendo tu post dp de surfear un rato xla red. Qué jodida es la vida a veces.espero que todo se solucione para ti. Un saludo