martes, 21 de junio de 2011

A la luz de las velas... 1ª parte.

Julia lleva un tiempo observando a una mujer. No la conoce pero se muere de ganas.
Nunca han hablado, pero con el tiempo sus miradas se han hecho complices...

La misteriosa mujer desconocida se ha percatado de lo que Julia siente cada vez que la ve y sabe que con dedicarle una simple mirada consigue provocar su deseo.
A ésta, le produce cierto morbo encontrarse con ella de casualidad y ver como habla y se mueve. A Julia le gusta imaginar como las manos de esa mujer podrían recorrer su cuerpo colmándolo de caricias.
Muchas noches se acuesta pensando en esa misteriosa mujer y en ocasiones, no ha podido evitar soñar despierta con que eran las manos de esa dama las que se colaban por su ropa y no las suyas.
Eso hacía que la locura se desatara entre sus sábanas y así, terminaba quedándose dormida, extasiada después de haber sentido como su cuerpo se estremecía con tan solo el recuerdo de esa mujer en la cabeza...

Pasaban los días y algo hacía pensar a Julia que pronto tendría lugar una cita con aquella mujer. No se equivocaba.
Se encontraron una tarde y por fin pudo poner nombre a la misteriosa dama. Se llamaba Haruka. 
Hablaron durante un rato y quedaron en cenar una noche. El día acordado, Julia esperó a que Haruka llegara para acompañarla a aparcar su coche. Dentro del auto se podía apreciar las ansías por subir al apartamento.
Entre ellas surgió una chispa y tras la cena se abrazaron como si se conocieran desde hace mucho. Haruka pidió a Julia que se sentara con ella en el sofá y cuando ésta fue a sentarse a su lado, la cogió para sentarla entre sus piernas y la rodeó con sus brazos. Era una sensación maravillosa. Mientras Julia disfrutaba de ese momento cerrando los ojos como si aquello fuera otro de sus sueños, Haruka aprovechaba para pillarla por sorpresa besando su cuello y pasando su lengua de forma que la tensión sexual aumentaba por momentos. Se cogían de las manos y Haruka recorría el cuerpo de Julia con sus manos. Las dos, decidieron dejarse llevar.

No tardaron en pasar del sofá a la habitación y una vez allí, a la cama. En ese lugar, todo se cubrió de infinitas emociones... a la luz de las velas.
Se desnudaron con prisas y empezaron a amarse. Los besos cambiaban de intensidad al ritmo de sus cuerpos...

Julia se preguntaba en silencio porqué empezaba a sentir que quería a aquella mujer que apenas conocía... se excitaba solo con oírla hablar.
Se le erizaba la piel cuando las manos de Haruka se deslizaban por su cuerpo y tras numerosas caricias, sus dedos se hundían dentro de ella... Haruka deseaba poseerla y ella quería dejarse poseer. La noche acababa de empezar para las dos.

Julia miró el reloj un segundo y vió que eran las 12. Se dijo a sí misma que el tiempo estaba pasando demasiado deprisa. Estaba tan agusto que no quería que el tiempo avanzara... llegaría el momento en que Haruka tendría que irse.

Se agarraban la una a la otra con fuerza, se oían gemidos de placer y Haruka optó por cerrar la ventana para que nadie más supiera lo que allí dentro estaba pasando. Esa noche era para ellas dos. Sentadas en la cama una frente a la otra, Julia miraba el cuerpo desnudo de su amante, una y otra vez, de arriba a abajo. No quería dejarse olvidado ningún detalle y le gustaba poder admirarla de esa manera, sin ropa, con la luz en penumbra y con el suave aroma a cerezas cubriendo la habitación.
Veía en los ojos de Haruka el deseo por volver a hacerla suya y el placer cada vez se volvía mayor.

Las manos de Haruka siempre comenzaban con caricias por su cuerpo y acababan llegando al sitio más deseado, los besos eran suaves, tiernos, cálidos... Julia se excitaba viendo como sus cuerpos sudaban y dibujaba con sus dedos la cara de Haruka. Los dedos de Haruka volvían a hundirse nuevamente dentro de Julia, cada vez con más fuerza, cada vez con más ganas... los gemidos de placer aumentaban y Haruka tapó la boca de Julia para que no se la escuchara gritar. Haruka quería escuchar en su oído como sus caricias, sus besos, sus gestos, sus miradas; hacían que Julia explotara y le pidió que se lo dijera cada vez... eso la excitaba...

Se dieron un descanso en el que entre risas y abrazos, terminaban nuevamente besándose...


Continuará...

No hay comentarios: