Bueno, ya he llegado del entierro. He llegado sola sin perderme hasta el tanatorio de aznalcazar y después he seguido a mi prima hasta Villamanrique para la misa y el entierro.
Allí en el tanatorio, a pesar de que ya mi tía había sido avisada de que iba, no se esperaba que cuando llegara me acercara a saludarla con dos besos y su marido igual.
Y yo lo que digo es que eso es tener un mínimo de educación, porque yo al menos me he acercado a saludar, pero ellos no han sido ni para levantarse de la silla.
En fin.
Luego, llegaron más familiares. Mi primo David, al cual he echo lo mismo. Y bueno, el fin de fiesta ha sido en la llegada a la iglesia, donde me he convertido en centro de todas las miradas.
Sí. Puedo decir que me he sentido famosa por un día, a pesar de que el "protagonista" en estos casos, suele ser el muerto.
Perdón por la expresión, pero es como lo siento.
Y con mi tío José, que siempre ha sido para mí, mi titi, pues... no puedo decir nada malo de él, creo que era el que más pasaba de los malos rollos familiares. Y a él sí le tenía mucho cariño aunque hacía años que no lo veía. Pagó platos rotos de quién no debía.
Y bueno, después de unos 10 años sin ir por ese lugar, resulta que me han reconocido... de ahí que haya sido centro de miradas... pero no he saludado a nadie. Un amigo de mi prima se me acercó y me saludó él y bueno, sí puedo decir que me alegró. El resto de amigas de mi prima se han limitado a cuchichear.
En fin... pues de lo que me he podido enterar, que se ahorcó en un árbol y que se han encontrado dos macetas de maria en su casa que el utilizaba según un compañero de trabajo de mi tío para hacerse té.
Pues nada, me voy a la cama y a dormir que mañana a las 8 me suena el despertador para ir al médico. Luego a desayunar, a plancharme el uniforme y a currar.
Aún no me han llamado para ir a por la tele. ofuuuuuuuuuuu.... bueno, pues nada, me voy a dormir.
Frase: Detener a la vida, haciendo que la muerte no llegue por sorpresa, sino cuando nosotros deseamos, no significa ser cobarde, sino tener los cojones suficientes para decidir que nuestro camino finalize antes de vivir en la agonía.
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