
Aún con la sensación de acojonamiento en el cuerpo, no puedo evitar estar feliz y contenta porque poco a poco las cosas van avanzando hacia mejor. Muy lentamente, pero sin pausarse.
Mañana, no solo celebraré que mi amiga de toda la vida, la cual tiene un hijo maravilloso de 6 años al cual yo llamo "mi bicho", se casa. También es una buena ocasión para celebrar que ya me han dado las llaves de mi piso.
Ahora queda por delante una ardua tarea de desinfectación, limpieza y decoración. A poner en marcha esos famosos consejos que da el barbitas de bricomanía (si es que sigue presentando el mismo que hace unos 8 años ¬¬).
Con las ideas bastante claras sobre el tema de la decoración, ahora toca armarme de paciencia para ir llevándolas a cabo paso a paso. También, ya con el tiempo, pues estoy en lista de espera con el marido de mi prima, se hará una pequeña obra en el salón que el antiguo dueño hizo y yo quiero deshacer porque no le encuentro sentido ni uso.
Haciendo números que no estaban previstos, ahora he de privarme totalmente de todo tipo de caprichos y cosas innecesarias.